-
El prurito se define como “una sensación desagradable que provoca el deseo de rascarse”. Se considera también un mecanismo de defensa de la piel, que ayuda a defender a la piel de los agentes y alergenos externos. Hay estudios que catalogan el prurito como el signo clínico más común en pacientes que acuden a la clínica veterinaria por enfermedades de la piel. El prurito puede tener distintas manifestaciones, puede ser el típico rascado o pueden frotarse, lamerse las patas constantemente o sacudir la cabeza con intensidad. Las patologías responsables de generar prurito son variadas y se deberá realizar un diagnóstico subyacente para poder eliminar o controlar el prurito.
Cuando este mecanismo de defensa se convierte en un comportamiento/signo cíclico hay que prevenir las complicaciones ya que puede tener consecuencias dañinas y verse reflejado en graves lesiones de piel.
El prurito es una sensación de incomodidad y malestar para el paciente por lo que es primordial establecer la causa. El prurito se clasifica también según el tiempo durante el cual se haya presentado en:
- Prurito estacional
- Prurito crónico
Es conocido que muchas personas durante ciertas estaciones del año son afectadas por alergenos ambientales como el polen, moho, hierbas, árboles, flores, plantas y las sustancias que liberan, bueno, no solamente las personas resultamos afectadas por estos alergenos, los perros también, es solo que a diferencia de nosotros los humanos, ellos no presentarán goteo nasal o lagrimeo y estornudos solo en algunas ocasiones, pero si signo principal será enrojecimiento de la piel y comezón.
Este tipo de prurito suele aparecer anualmente en cierta estación o época del año y se repite de manera cíclica, dura aproximadamente de 2 semanas hasta 2 o 3 meses. Las estaciones más predisponentes a que esto suceda son primavera y verano, ya que la cantidad de alergenos ambientales aumenta y con ellos las alergias estacionales en perros. Cuando la estación cambia y con ello se reducen los alergenos, el prurito desaparece. Esto no quiere decir que en otoño o invierno no pueda presentarse un prurito estacional, aunque es menos común pueden incluso existir pacientes que sean alérgicos a tantos alergenos, que todo el año presenten prurito.
Otros signos clínicos que podemos encontrar en este tipo de alergias son: rascado y mordisqueo intenso, pododermatitis, otitis recurrentes, infecciones de piel secundarias, lamido excesivo de las extremidades, seborrea, fuerte olor que se desprende de la piel afectada, enrojecimiento, caída excesiva de pelo, zonas alopécicas, heridas y costras en la piel.
Los perros pueden presentar este tipo de alergias también cuando cambian de lugar de residencia durante el periodo de adaptación por lo que es algo muy importante a incluir en la historia clínica de nuestros pacientes.
Este tipo de prurito estará presente durante todo el año, por lo que, si un perro presenta alergias ambientales durante todas las estaciones, tendremos que clasificarlo ya como un paciente crónico, generalmente este tipo de “comezón” está más asociada a alergias alimentarias, picaduras de insectos (pulgas en su mayoría) y en algunas ocasiones a alergias ambientales como el ejemplo anterior.
En este tipo de prurito además de permanecer durante todo el año, los pacientes pueden presentar reagudizaciones o brotes alérgicos estacionales que empeoran los síntomas durante algunas semanas. Por lo general este tipo de pacientes necesitará medicación para poder controlar el malestar que les causa.
Una cantidad considerable de estos pacientes serán diagnosticados con dermatitis atópica canina, condición crónica de la piel que afecta a más del 10% de los perros y que suele tener una progresión desfavorable con el paso del tiempo por lo que es importante establecer un diagnóstico y tratamiento tempranos, evitando la inflamación crónica de la piel y aparición de infecciones secundarias en toda la piel, incluyendo la de los oídos.
Como la mayoría de las enfermedades crónicas, ésta puede llegar a ser dolorosa y reducir la calidad de vida de los pacientes.
Es importante resaltar que el prurito en un paciente puede estar causado por más de un motivo. Para que un paciente se rasque deben coexistir dos factore: El umbral prurítico y el nivel de prurito.
Se define como el nivel de prurito a partir del cual se vuelve consiente y surge la necesidad de rascarse. Se pueden dividir en 2 los estímulos pruriginosos; los subumbrales y los umbrales. Los primeros son aquellos que son fácilmente eliminados y los segundos causan deseo constante de rascarse. El umbral prurítico no es estático, sufre modificaciones constantes. En todos los perros el umbral será distinto, pero hay una predisposición racial a tener un umbral prurítico bajo como el Caniche, York Shire, Terrier escoses, West Highland Terrier, entre los principales.
Cantidad de estímulos pruriginosos a que está siendo sometido el paciente en determinado momento, que puede o no inducir el rascado, dependiendo del umbral prurítico en ese momento.
El objetivo terapéutico básico es lograr un nivel prurítico bajo u un umbral prurítico alto, con los menores efectos hacia el paciente. En cerca del 50% de los pacientes alérgicos, el control de los factores sumadores de prurito (piodermas, pulgas, ácaros etc.), lleva a la desaparición del rascado, ya que se logra un nivel subumbral.
West Highland White terrier, raza predisponente a las alergias.
Cada paciente con prurito es distinto y reacciona diferente a diferentes estímulos pruriginosos y están sometidos a un entorno diferente, inicialmente deberemos tener las enfermedades pruriginosas más comunes:
Alergia: Entre las enfermedades alérgicas cutáneas, se destacan:
Las 2 primeras comparten signos clínicos, lo cual hace casi imposible distinguir una de otra sin realizar los estudios adecuados. Muchos pacientes pueden presentar más de 1 dermatopatía alérgica (incluso a veces las 3 juntas). Estas 3 dermatopatías alérgicas poseen un signo común: el prurito.
Signos de Atopía
El éxito de mantener a un paciente sin prurito y con buena calidad de vida radicará en un diagnostico y tratamiento certero, la diferenciación entre prurito crónico y estacional nos dará la primera pauta para lograr este objetivo.
Bibliografía
Manzuc, P. (2008). Diagnóstico y manejo a largo plazo del prurito. Redalyc.org. https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=63617117005
